Bella dama:
Yo debo suponerla bella, pues, esa es mi naturaleza. Mas si no es bella, será tierna y femenina, lo cual es una belleza superior a la física (pues se hace mayor día a día). Adoro jugar con la idea de que usted es más que una imagen bella, sino un cuadro profundo - un cuadro complejo -. También debo suponer que podrá entender el lenguaje del amor - el único idioma universal - sin requerir a un traductor - un arista-.
La presente es para, más que pedirle, informarle de ciertos particulares que mi mente atormentan noche y día:
- Usted es el agua cristalina en isla desierta, que rodeada está en un mar de Sociedad. Necesito beber de usted; de su imagen, de su recuerdo del mañana; para así no beber del inmenso mar que solo me destruye,
- Le pido excusas por tener el descaro de dirigirme a usted (así sea de forma escrita) pues es usted una princesa y un ángel: una princesa angelical. Hoy me postro ante usted rogando a mi espada que me haga digno de vivir en su nombre, y si, usted me da su bendición, sé que ninguna odisea para mí lo será.
- Por el punto anterior, poseo el conocimiento de que sus intenciones son puras y divinas. Sé que al usted solo desearlo, por su infinita gracia, podrá hacer llover aun en el desierto más estéril (su corazón es tan puro para lograrlo).
- Usted es la canción que mi corazón desea cantar. Anhelo con ansias crecientes poder caer en la cuenta de que somos uno solo y que ambos tenemos la misma voz ¡Oh mi princesa! ¡que no daría por si quisiera oír la suave melodía que su boca emite!
- La amo. Así de simple, así de complejo. La amo, Dulcinea. A pesar de que sus padres sean ladrones (robaron las estrellas y la pusieron en vuestros ojos), a pesar de parecer inalcanzable, la amo, y siempre lo haré...
Eternamente suyo:
El Caballero del Saber Nublado.
Esteban.
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